Pesaba 166 kg a los 35. Un ataque al corazón fue mi llamada de atención.

Aman Khan

Un giro inesperado en la vida de Aman Khan

Era un día típico y ajetreado en la oficina en 2018. Como un profesional de alto nivel, estaba acostumbrado al estrés, las largas horas y la presión constante. Sin embargo, lo que no estaba preparado era el dolor intenso que de repente me apretó el pecho, robándome el aliento y llevándome de rodillas. Pesando 166 kilos, estaba teniendo un infarto a solo 35 años.

El despertar de una nueva realidad

Mientras yacía en la cama del hospital, con tubos conectados a mis brazos y el constante pitido de los monitores llenando el aire, tuve un momento de claridad. Este era mi llamado de atención. Mi peso no era solo un problema estético o una pequeña molestia; estaba intentando matarme. Pude ver la preocupación grabada en las caras de mi familia mientras se mantenían cerca de mi cama. Los ojos de mi esposa estaban hinchados por las lágrimas, y mi madre lucía más envejecida por la preocupación. En ese momento, supe que debía realizar un cambio. No solo por mí, sino por ellos. No podía soportar la idea de dejarlos atrás porque no podía controlar mis hábitos alimenticios.

El camino hacia la recuperación

El camino hacia la recuperación fue largo y arduo. Cada día era una batalla contra viejos hábitos y un cuerpo que parecía decidido a mantenerse pesado. Comencé con pequeños pasos, reemplazando las bebidas azucaradas por agua y dando caminatas cortas alrededor de la cuadra. Cada paso era una lucha, cada comida saludable un desafío. Pero estaba impulsado por un nuevo propósito: quería vivir. A medida que los kilos comenzaron a desaparecer lentamente, descubrí una fuerza que nunca supe que tenía. Me esforzé más, estableciendo pequeñas metas y celebrando cada victoria. Diez kilos perdidos se convirtieron en veinte, luego en cincuenta. La gente comenzó a notar, y su aliento alimentó mi determinación.

Afrontando los desafíos

Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. Hubo reveses: días en que la balanza no se movió, o cuando el llamado de la comida reconfortante era casi demasiado fuerte para resistir. Recuerdo un momento particularmente bajo, frente al espejo, aún viendo al hombre de 166 kilos que me miraba, a pesar de haber perdido más de 45 kilos. La duda se apoderó de mí, susurrando que nunca alcanzaría mi meta. Fue mi madre quien me sacó de esa depresión. Un día vino a visitarme, sus manos envejecidas tomaron las mías y dijo: “Beta (hijo), estoy tan orgullosa de ti. Estás luchando por tu vida, así como yo luché por ti.” Sus palabras fueron como un chispazo de electricidad, recordándome sus sacrificios a lo largo de su vida y por qué comencé este viaje en primer lugar.

La transformación de Aman Khan

La idea de dejarla sola, de no estar allí para cuidarla en su vejez como ella lo había hecho conmigo, era insoportable. En ese momento, vi mi lucha a través de sus ojos, no solo como una batalla personal, sino como una continuación de su legado de perseverancia y amor. A medida que mi peso continuaba cayendo, mi energía se disparó. Comencé a hacer cosas que nunca pensé que fueran posibles: dar largas caminatas con mi madre, ayudarla con las tareas del hogar sin quedarme sin aliento, incluso planear una peregrinación de la que siempre habíamos hablado pero que nunca pensamos que sería posible debido a mi salud.

Hoy, peso 70 kilos, habiendo perdido un total de 96 kilos. La transformación va mucho más allá de lo físico. Ya no soy el hombre estresado y cohibido que solía ser. He encontrado una nueva pasión en la vida: ayudar a otros en sus viajes de pérdida de peso. He dejado mi trabajo de alta presión para convertirme en entrenador físico certificado y nutricionista, dedicado a mostrar a otros que si yo pude hacerlo, ellos también pueden.

Mi historia es más que una simple pérdida de peso. Se trata de recuperar la vida, de segundas oportunidades y del poder de la determinación. En un mundo donde las tasas de obesidad continúan en aumento, con el CDC informando que el 42.4% de los adultos estadounidenses eran obesos en 2017-2018, las historias de transformación son más importantes que nunca. Mirando hacia atrás en ese aterrador día de 2018, me siento lleno de gratitud. Ese infarto, tan aterrador como fue, me dio el empujón que necesitaba para cambiar mi vida. Fue un llamado que respondí, y al hacerlo, no solo salvé mi propia vida, sino que también encontré mi verdadero propósito.

A cualquiera que esté luchando con su peso, sintiéndose sin esperanza o derrotado, quiero que sepan que el cambio es posible. No será fácil, y habrá días en los que querrán rendirse. Pero les prometo que vale la pena. Cada gota de sudor, cada músculo adolorido, cada antojo resistido, todo vale la pena por la vida que espera al otro lado. Mi viaje no ha terminado. Cada día es aún una elección para permanecer en este camino. Pero ahora, en lugar de sentirme atrapado por mi peso, me siento liberado. No solo estoy sobreviviendo, estoy prosperando. Eso hace que cada paso de este increíble viaje valga la pena.

Fuente y créditos: www.newsweek.com

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