Revuelta en Bangladesh por cuotas de empleo
Bangladesh está sufriendo una ola de disturbios por las cuotas en los empleos del gobierno, con las víctimas aún siendo contabilizadas. El gobierno cifra el número oficial de muertos en 150, pero según los medios bangladesíes, al menos 210 personas han perdido la vida, la mayoría de ellas jóvenes. Miles más resultaron heridos.
A medida que las protestas se intensificaron en todo el país, se cerraron las redes de internet y móviles para evitar la comunicación entre los manifestantes. El gobierno desplegó a la policía, el ejército y a los paramilitares de la guardia fronteriza para reprimir la revuelta. Además, algunos manifestantes informaron haber sido atacados por miembros de la Chhatra League, el ala estudiantil del partido gobernante, Awami League.
Se han aliviado algunas restricciones, aunque las plataformas de redes sociales y las instituciones educativas siguen cerradas.
Protestas espontáneas contra el gobierno
Las protestas, en su mayoría espontáneas, fueron provocadas por un fallo judicial que reintrodujo el controvertido sistema de cuotas de empleo. Sin embargo, desde entonces han crecido para articular un descontento generalizado contra el gobierno liderado por Sheikh Hasina, solo medio año después de las últimas elecciones nacionales.
El Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), el partido opositor más grande del país, expresó “sorpresa” por la aparición de este movimiento. El abogado Ruhul Quddus Kazal, miembro del comité central del partido, cree que esta protesta ha desnudado el profundo escepticismo público hacia el Awami League, que ha gobernado el país durante 16 años.
El gobierno y su respuesta a las protestas
La Awami League ha resistido protestas en el pasado y no parece haberse visto humillada por el reciente movimiento estudiantil. La respuesta del estado ha sido dura — solo en la capital, Dhaka, más de 200,000 individuos han sido implicados en al menos 200 casos por su presunta participación en la violencia. A nivel nacional, miles han sido detenidos, incluidos al menos 253 estudiantes en un período de 12 días, según los medios bangladesíes.
La primera ministra Sheikh Hasina y otros líderes del Awami League insisten en que el movimiento fue fundamentalmente secuestrado de los estudiantes por los partidos opositores, a saber, Bangladesh Jamaat-e-Islami y el BNP. El secretario general adjunto del Awami League, AFM Bahauddin Nasim, afirma que elementos “malévolos” y “anti-guerra de independencia” estaban involucrados en los episodios violentos del movimiento.
Sin embargo, también admitió las deficiencias del gobierno. “Reconocemos una falta de coordinación entre nosotros, y entendemos que hubo un vacío en el liderazgo también”, dijo Nasim.
Un futuro incerto para el panorama político
Volver a la normalidad podría no ser fácil. Ha habido alegaciones de que varios coordinadores del Movimiento Estudiantil Anti-Discriminación fueron torturados y llevados a la oficina de la Rama Detectiva (DB) de la policía bangladesí, donde se les obligó a declarar el fin del movimiento.
Informes de los medios bangladesíes indican que algunos de ellos fueron detenidos en sus hogares, mientras que otros fueron llevados de hospitales donde recibían tratamiento. En un mensaje en video grabado en la oficina de la DB el domingo 28 de julio, seis coordinadores declararon el final del movimiento. Más tarde esa noche, otro coordinador apareció en los medios, anunciando que el movimiento continuaba.
Ali Riaz, un experto en Bangladesh y profesor en la Universidad Estatal de Illinois en EE.UU., cree que el impacto de las protestas sobre el partido gobernante ya es evidente. “El gobierno ha intentado fomentar una fachada de democracia a través de algunas elecciones llamadas. Esa era ha terminado. Este gobierno, que carecía de justificación moral en el pasado, ahora no tiene otra opción que recurrir a la fuerza”, dijo a DW.
El movimiento también ha desafiado la cultura política actual. Según la científica política Tasneem Siddiqui, este movimiento ha mostrado una capacidad “sin precedentes” para organizar protestas en todo el país sin un liderazgo centralizado. También considera que este movimiento está fomentando la aparición de una nueva generación de liderazgo, y advierte que si los dos principales partidos no comprenden esto, no serán más líderes.
Fuente y créditos: www.dw.com
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