Al final de la carrera política de Merkel
Cuando la canciller alemana Angela Merkel terminó su carrera política hace tres años, se suponía que yo iba a entrevistar a su contraparte, el presidente ruso Vladimir Putin, en Moscú, para un documental. También se iban a presentar otros jefes de estado y de gobierno que habían trabajado con Merkel durante su mandato, una retrospectiva de la líder alemana y su carrera.
Sin embargo, el Kremlin dijo que no. La razón que dio fue que todos los otros interlocutores eran exlíderes, mientras que el presidente ruso aún estaba en el cargo. Por lo tanto, el proyecto fue considerado indigno de él. Al menos, se me permitió entrevistar a Dmitry Medvedev, el ex presidente ruso que ocupó un solo mandato de 2008 a 2012, como una especie de jefe de estado interino. Putin no pudo postularse nuevamente para presidente en 2008 por razones constitucionales; en cambio, se convirtió en primer ministro, y continuó moviendo los hilos del gobierno en la sombra.
El control regional como base del poder
Medvedev nunca fue realmente el número uno de Rusia. Durante los últimos veinticinco años, ese ha sido siempre Vladimir Putin, desde que fue nombrado primer ministro ruso por el entonces presidente Boris Yeltsin el 9 de agosto de 1999. Los políticos occidentales, incluida la canciller alemana a largo plazo Merkel, van y vienen, pero Putin permanece.
A lo largo de estos veinticinco años, el presidente ruso ha transformado su país en la “dictadura personalizada más fuerte del mundo”, dice el politólogo ruso Mikhail Komin. Él le dijo a DW que esto solo fue posible porque, a lo largo del cuarto de siglo que ha estado en el poder, Putin ha socavado persistentemente todas las instituciones políticas de Rusia.
Todo comenzó con la abolición de la autonomía regional, explica Komin. El Kremlin creó su propio instrumento de control en las regiones rusas, sentando la base para una consolidación del poder. Otro politólogo ruso, Grigory Nishnikov, radicado en Finlandia, comparte esta opinión. “Si pensamos en la Rusia de los primeros años de Putin, podemos señalar varios centros de poder autónomos, tanto constitucionales como informales, como los oligarcas”, le dijo a DW. “Todos ellos formaron una especie de contrapeso al Kremlin”. Como explica Nishnikov, Putin destruyó todo esto, centralizó todo y enfocó el sistema de poder de Rusia en sí mismo.
Sin embargo, él cree que esta no es la única razón por la que el presidente ruso ha permanecido en el poder tanto tiempo. Ha habido muchos eventos en los últimos veinticinco años que podrían haber sido peligrosos para Putin, a saber:
• las protestas en la Plaza Bolotnaya de Moscú tras las elecciones parlamentarias de 2011,
• el riesgo de inestabilidad en Crimea después de la anexión de la península ucraniana en 2014,
• el descontento que siguió a la controvertida reforma del sistema de pensiones en 2018,
• protestas masivas en apoyo al fallecido crítico del Kremlin Alexei Navalny en toda Rusia durante los años siguientes,
• el inicio de la guerra en Ucrania, acompañado de protestas en las calles de Moscú y San Petersburgo.
Sin embargo, cada acto de resistencia popular fue seguido por una represión aún mayor: “Y nuevos adversarios siempre fueron eliminados en el curso de estos eventos”, dice Nishnikov. Como resultado, él no cree que quede alguien que pueda desafiar a Putin.
Debilitamiento del poder judicial
El debilitamiento deliberado de los tribunales que tuvo lugar durante su segundo mandato es otro factor clave que ha permitido a Putin aferrarse al poder, señala Mikhail Komin. Se le otorgaron mayores poderes a los jueces principales leales a las autoridades sobre sus colegas subordinados. Como resultado, dice Komin, los tribunales rusos ya no son independientes. En el mejor de los casos, pueden ralentizar los procesos de represión estatal dirigidos contra los ciudadanos, pero ya no pueden detenerlos.
Esto se ha visto agravado por cambios en el sistema electoral a favor de Vladimir Putin y su partido gobernante, Rusia Unida.
El ‘gabinete en la sombra’ de Putin
En lugar de afirmarse contra una oposición democrática, Putin se ha rodeado de una especie de gabinete en la sombra, según el sociólogo ruso Alexander Bibkov. El presidente ha reunido en este círculo íntimo a personas con las que comparte intereses comerciales específicos, explica el sociólogo. A sus empresas se les han adjudicado grandes contratos estatales, lo que les ha generado enormes cantidades de dinero: “Putin siempre lleva las riendas y está personalmente involucrado en el negocio”, dice Bibkov.
Al mismo tiempo, se está vendiendo a la sociedad una imagen de Rusia en la que el país ha desempeñado siempre un papel positivo a lo largo de toda su historia. Todos los aspectos negativos son borrados, todos los conflictos pasados obliterados, afirma Bibkov. Describe esto como la “manipulación de la memoria histórica colectiva”. Y esto, también, refuerza el poder de Putin. Las víctimas de la represión de la era soviética luchan por justicia.
Esta narrativa retrata a Rusia como una sociedad con valores tradicionales; una que desaprueba el conflicto con las autoridades, mientras que la lealtad incondicional a quienes están en el poder es tanto aplaudida como dada por sentado. Todos los expertos entrevistados por DW coinciden en que estas tendencias se intensificarán en el futuro, y que Putin permanecerá en el poder durante mucho tiempo más. “El problema es que no hay un candidato alternativo, y no hay espacio para uno”, dice Mikhail Komin. “La última elección que Putin realmente ganó fue en 2004. Todo desde entonces ha sido injusto.”
Grigory Nishnikov también comenta que los rusos no ven alternativa a Putin, y que tienden a tener miedo al cambio. Observa que siempre ha habido una tendencia en Rusia a favorecer una “mano fuerte” en el gobierno. “Siempre han querido un líder fuerte que tome decisiones y resuelva problemas. En caso de duda, los rusos se quejarán de los gobernadores regionales, no del presidente, en la línea de: ¡Si Putin supiera, resolvería el problema de inmediato!” Esto, dice Nishnikov, es una tradición rusa de larga data.
Fuente y créditos: www.dw.com
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