Llegada de nuevas familias a la República Democrática del Congo
Romain Kaurwa Bazungu, miembro provincial del parlamento que representa el territorio de Masisi en el Congo, indicó que las familias han estado llegando a la República Democrática del Congo en camiones, ocupando aldeas deshabitadas por los congoleños desplazados debido a la violencia continua.
El territorio alrededor de Kitshanga y cerca del Parque Nacional Virunga, en el este del Congo, está bajo el control del grupo rebelde Movimiento de 23 de Marzo (M23). Respaldado por Ruanda, el M23 se formó en 2012 y es conocido por su resistencia armada contra el gobierno congoleño. Desde 2021, el grupo ha ido tomando cada vez más territorios en la región.
“Nos alertaron los lugareños en el territorio de Masisi y Rutshuru, ocupados por los terroristas del M23, que alrededor de cuatro vehículos trajeron personas de Ruanda, la mayoría de ellas mujeres y niñas”, dijo Kaurwa a DW.
“El M23 emitió amenazas a los congoleños de que las personas traídas de Ruanda a estos dos territorios serían asentadas en las parcelas de los congoleños desplazados. El temor es que esta situación nos arrastre a conflictos perpetuos por la tierra”.
Reacciones y orígenes de los recién llegados
Las mujeres que llegaron viven en un campo de refugiados para civiles desplazados por los combates entre el ejército congoleño y los rebeldes del M23. Ruanda, por su parte, no ha reaccionado a las acusaciones. En el pasado, Ruanda ha negado en repetidas ocasiones que apoye a los rebeldes del M23, a pesar de que un informe de la ONU y organizaciones de derechos humanos han encontrado evidencia creíble en contrario. Estados Unidos ha condenado a Ruanda por apoyar al M23.
Jonas Pandasi, un líder de la sociedad civil en Masisi, es cauteloso sobre los orígenes de los recién llegados. “Tanto el gobierno como la sociedad civil reconocen que tenemos compatriotas que se han refugiado en Ruanda y otros en Uganda. Por lo tanto, pensamos que es posible escuchar que algunos han regresado a partes del país bajo el control del M23”, dijo Pandasi.
Augustin Muhesi, profesor de ciencias políticas en la provincia de Kivu del Norte, cree que podrían ser, de hecho, congoleños. “El problema que podría surgir sería decir que personas desplazadas o supuestos refugiados regresan al Congo sin ningún mecanismo de control”, explicó. “En ausencia de autoridades estatales congoleñas o de ONG internacionales, puede que no sepamos quién exactamente está ingresando”.
Apoyo internacional y crisis en la región
Se podría requerir una identificación adecuada para prevenir que personas que no son congoleñas infiltren el Congo. La mayoría de los actores de la sociedad civil que trabajaban en el territorio de Rutshuru tuvieron que abandonar sus puestos cuando llegó el M23.
El este del Congo, asolado por la violencia armada durante 30 años —particularmente en Kivu del Norte— ha estado en crisis desde el resurgimiento del M23 en noviembre de 2021.
El Consejo de Seguridad de la ONU, en un movimiento significativo el 6 de agosto, autorizó a sus cascos azules en el este del Congo para proporcionar apoyo técnico y logístico en la lucha contra los grupos rebeldes. La Misión de la Comunidad de Desarrollo de África Austral en la República Democrática del Congo (SAMIDRC), desplegada en Kivu del Norte, ha estado asistiendo a las fuerzas congoleñas en la lucha contra los rebeldes del M23.
La resolución unánime de la ONU permite a la misión de mantenimiento de la paz en el Congo apoyar a la SAMIDRC a través de “coordinación mejorada, intercambio de información y asistencia técnica”.
El Consejo de Seguridad también acogió un acuerdo de alto el fuego firmado el 30 de julio de 2024, que pide una paz “duradera” entre las partes.
El 4 de agosto, el día que debía entrar en vigor el alto el fuego, un grupo del M23 tomó territorio congoleño a lo largo de la frontera con Uganda.
La parte oriental del Congo es una región rica en minerales y otros recursos. Muchos de los grupos armados locales y extranjeros que han participado en combates allí durante las últimas tres décadas tienen su origen en guerras regionales que se remontan a la década de 1990.
El despliegue de la SAMIDRC llega después de una misión de un año de la Comunidad de África Oriental (EAC). El mandato de esa misión terminó a pedido del gobierno congoleño, que acusó al bloque regional de colaborar con los rebeldes del M23 en lugar de combatirlos.
En junio, los cascos azules de la ONU finalizaron su salida de Kivu del Sur, en medio de una retirada gradual del este del Congo, tras una presencia que data de 1999.
Fuente y créditos: www.dw.com
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