Los recientes conflictos del presidente Nicolás Maduro con sus aliados ideológicos en Sudamérica evidencian que ha sobrepasado “una línea roja” al mencionar un posible “baño de sangre” en Venezuela si no gana las elecciones del domingo, advierten los expertos. Esta semana, Maduro generó controversias con dos figuras prominentes de la izquierda latinoamericana: el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el exmandatario argentino Alberto Fernández. Lula expresó estar “asustado” por las declaraciones de Maduro, ya que una derrota en la votación marcaría la primera interrupción del chavismo en el poder en 25 años.
Un día después, Maduro hizo referencia a las reacciones generadas por sus palabras en eventos de campaña electoral en Cojedes y Carabobo, sugiriendo que quienes se asustaron deberían calmarse, ya que el pueblo venezolano no tiene miedo. Los expertos consideran que Maduro ha cruzado “una línea roja” incluso para sus socios ideológicos en democracias consolidadas que han distanciado sus posturas. Luego, Fernández apoyó las observaciones de Lula sobre la aceptación de resultados, afirmando que en una democracia, se debe aceptar el veredicto del pueblo.
Fernández también fue notificado de la cancelación de su invitación para ser veedor en la elección debido a que sus comentarios generaron “molestias” en el gobierno venezolano. El presidente chileno, Gabriel Boric, instó a las autoridades venezolanas a garantizar el desarrollo normal de las elecciones y respetar los resultados, alineándose con las preocupaciones de Lula sobre un posible “baño de sangre”. La gravedad de las declaraciones de Maduro ha encendido alertas, incluso entre sectores que suelen ser aliados del régimen.
Milos Alcalay, exembajador de Venezuela ante la ONU, considera que las palabras de Maduro reflejan su “nerviosismo” ante la posibilidad de perder el poder después de 11 años. Aquellos que Alcalay llama la “izquierda democrática” expresa descontento hacia el incumplimiento de acuerdos políticos y electorales de Maduro, ya que no desean asociarse con un modelo que utiliza amenazas y persecuciones. Según el exembajador, estas tensiones han llevado a un “aislamiento” del presidente.
El profesor de derecho internacional Bruno Tondini resalta que las advertencias de Lula y Fernández deben interpretarse más allá de la ideología, enfatizando que lo primordial es la democracia y el respeto a los resultados de las votaciones. Sostiene que la verdadera inquietud de Maduro radica en el resultado de las elecciones del domingo.
Maduro también ha tenido enfrentamientos con lo que denomina la “izquierda cobarde”, acusando a Colombia y Brasil de interferir en la política venezolana bajo presión de Estados Unidos. El presidente colombiano, Gustavo Petro, respondió negando la existencia de una “izquierda cobarde” y recordando el legado de cambio propuesto por el fallecido Hugo Chávez. Las tensiones se ampliaron con otros líderes de izquierda, como Boric, quien ha sido criticado por altos funcionarios chavistas, al igual que José “Pepe” Mujica.
Este miércoles, el Tribunal Supremo Electoral de Brasil decidió no enviar una misión de observación a Venezuela tras las críticas de Maduro a su sistema electoral.
Fuente y créditos: www.vozdeamerica.com
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