Claudia Sheinbaum inicia su primera “mañanera del pueblo”
CIUDAD DE MÉXICO — “Casa llena”, afirmó la nueva presidenta Claudia Sheinbaum al abrir el miércoles su primera “mañanera del pueblo”, un nuevo capítulo del popular programa matutino establecido por su predecesor y que se ha convertido en la principal vitrina política de México. En el salón del Palacio Nacional donde Andrés Manuel López Obrador ofreció sus conferencias durante seis años, Sheinbaum comenzó la primera “mañanera” recordando los eventos del 2 de octubre de 1968, conocidos como la “Matanza de Tlatelolco”, donde cientos de personas fueron masacradas en una manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas.
Compromiso con la memoria histórica
“Es una obligación el día de hoy. Soy hija del 68. Mi madre participó en ese movimiento”, dijo la nueva mandataria, anunciando que su gobierno ofrecería una disculpa pública a los familiares de las víctimas por los crímenes de lesa humanidad cometidos por las autoridades. Sheinbaum optó por mantener la exitosa fórmula comunicativa de su mentor, realizando sus conferencias a las 7:30 de la mañana para establecer la agenda diaria del país desde temprano.
Estilo y comunicación de Sheinbaum
Tras su victoria en los comicios del 2 de junio, la exalcaldesa comenzó sus encuentros con la prensa cerca del mediodía, intentando preparar el terreno para esta nueva etapa. Durante el sexenio de López Obrador, él solía hablar entre dos y tres horas frente a las cámaras, lo que convirtió las “mañaneras” en una eficaz herramienta comunicacional. Según el consultor en comunicación Luis Antonio Espino, esto ayudó al exgobernante a “ganar la batalla por el control de la realidad”.
Diferencias en el estilo comunicativo
Aunque Sheinbaum ha intentado seguir el ritmo de López Obrador, hay diferencias notables en su estilo comunicativo. “Como comunicadora es distinta”, señala Roy Campos, presidente de Consulta-Mitofsky, al mencionar que Sheinbaum tiene un estilo más “parco” y busca transmitir seriedad y verdad con fundamento científico. Esto contrasta con el enfoque coloquial y confrontador de López Obrador. Según Espino, el exgobernante creó “vínculos emotivos” para sostener su objetivo de cambiar el régimen político en México.
López Obrador dejó el poder como el presidente más popular de la historia reciente de México, con niveles de apoyo superiores al 60%. Ahora le corresponde a Sheinbaum tratar de conseguir la misma atención, lo que dependerá de su desempeño ante las cámaras y su capacidad para generar empatía, un aspecto clave que ya demostró López Obrador durante su administración.
Fuente y créditos: www.vozdeamerica.com
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