El colapso de los medios tradicionales
El mes pasado, el emprendedor Patrick Bet-David tuvo a Donald Trump en su pódcast, donde lo felicitó por haber “matado a los medios de comunicación convencionales”. “Lo hice. Estoy muy orgulloso de ello”, respondió Trump. Esta declaración lleva un trasfondo de verdad: aunque el presidente electo puede no haber terminado personalmente con los medios de comunicación, el resultado de las elecciones del martes indica que la prensa ha salido como una fuerza considerablemente disminuida.
Elon Musk, el multimillonario en quien Trump confió para la campaña digital, amplió esta cuestión la noche del martes al declarar que los medios están prácticamente muertos. “Ustedes son los medios ahora”, les dijo a sus 200 millones de seguidores en X.
En CNN, el comentarista político Scott Jennings destacó errores en la cobertura mediática durante las últimas semanas de la campaña. “Hemos estado sentados las últimas semanas y la historia que se retrataba no era cierta”, dijo. “Nos dijeron que Puerto Rico iba a cambiar la elección. Mujeres mintiendo a sus maridos. Noche tras noche, se nos decía que todo esto iba a hacer que Harris ganara”.
Un modelo de negocio en crisis
La pérdida de influencia de los medios de comunicación tradicionales precede a Trump y se puede rastrear hasta los vientos económicos desencadenados por la revolución digital y las preferencias cambiantes de los consumidores. En 2010, aproximadamente 105 millones de hogares en EE. UU. tenían suscripción a televisión por cable; hoy esa cifra se ha reducido a 68 millones, un descenso del 35% en 14 años. La semana pasada se informó que Comcast estaba considerando desprenderse de sus redes por cable, entre ellas MSNBC y Bravo.
La circulación de periódicos ha disminuido más de la mitad desde 2000. Cientos de periódicos han cerrado o han dejado de publicar ediciones impresas, siendo el último el Star-Ledger de Nueva Jersey. El número de periodistas en los periódicos de EE. UU. ha caído un 39% entre 1989 y 2012. Los que han permanecido en la última década están escribiendo para una audiencia cada vez más pequeña, y un estudio de 2018 encontró que solo el 2% de los estudiantes de 10º grado leían un periódico casi todos los días.
Desconfianza creciente en los medios
El último informe de Gallup sobre la confianza pública en instituciones políticas y cívicas mostró que los medios de comunicación ahora son la institución menos confiable en el país. Casi el 70% de los encuestados aseguraron tener “muy poca” o “ninguna” confianza en la prensa. Esta desconfianza ha crecido en los últimos años y es especialmente notable entre los jóvenes. Mientras que los demócratas tradicionalmente han mostrado más confianza en los medios, solo el 31% de los jóvenes demócratas de entre 18 y 29 años confían en la prensa.
La historia de cómo las redes sociales fracturaron el paisaje mediático tradicional es bien conocida. La rápida subida de estas plataformas ha reconfigurado un viejo modelo de negocios publicitarios que solía ser rentabilidad garantizada para los medios. Esto permitió la aparición de fuentes alternativas de medios que hablaban a fragmentos de la población en lugar de a todo el país.
Sin embargo, a pesar de esa fragmentación, Pitney sugiere que la prensa tradicional aún juega un papel importante en la conversación política, ya que mucho de lo que se discute en las redes sociales proviene de los medios establecidos.
Un camino hacia la recuperación de la credibilidad
Recientemente, ha habido señales de que los medios están reconociendo que han perdido su camino a los ojos de grandes segmentos del público. Los propietarios de grandes medios como el Los Angeles Times y The Washington Post han decidido frenar los endosos presidenciales en un intento explícito de reconstruir la credibilidad con sus lectores. Mientras tanto, los cambios en el liderazgo y las decisiones editoriales podrían ofrecer a la prensa una oportunidad para recuperar la confianza del público que se ha desvanecido.
La llegada de otra era Trump podría brindar a los medios una oportunidad para recuperar la confianza que perdieron en los últimos cuatro años, o podría acelerar su camino hacia la irrelevancia.
Fuente y créditos: www.newsweek.com
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