Una Nueva Forma de Ver Tu Ansiedad Climática

A New Way to See Your Climate Anxiety

Un estudio global reciente, que encuestó a 10,000 jóvenes de 10 países, mostró que casi el 60 por ciento de ellos estaba extremadamente preocupado por el futuro del planeta. El informe, que fue publicado en la revista médica The Lancet, también reveló que casi la mitad de los encuestados afirmaron que tal angustia les afectaba a diario, y tres cuartas partes coincidieron con la afirmación de que “el futuro es aterrador.” Esto, junto con muchos otros estudios, demuestra claramente que el cambio climático no es solo una amenaza para el ambiente que habitamos. También representa una amenaza muy real para nuestro bienestar emocional.

Los psicólogos han clasificado estos sentimientos de duelo, angustia y preocupación por la emergencia climática actual—una ocurrencia común entre los jóvenes de hoy—bajo la etiqueta de “ecoansiedad.” Según la Alianza de Psicología Climática, la ecoansiedad se define como el “aumento del sufrimiento emocional, mental o somático en respuesta a cambios peligrosos en el sistema climático.” La ecoansiedad no solo afecta a los jóvenes. También impacta a los investigadores que trabajan en ciencia climática y ecológica, agobiados por la realidad que muestran sus hallazgos, y afecta a los más marginados económicamente en todo el mundo, que soportan desproporcionadamente los devastadores impactos del colapso climático.

En 2024, la ecoansiedad aumentará para convertirse en una de las principales causas de problemas de salud mental. Las razones son obvias. Los científicos estiman que el mundo probablemente excederá los niveles seguros de aumento de temperatura respecto a los niveles anteriores a la era industrial por primera vez para 2027. En años recientes, hemos visto incendios forestales arrasar Canadá y Grecia, y tormentas de verano devastar regiones en Pakistán donde habitan casi 33 millones de personas. Estudios han demostrado que aquellos afectados por la contaminación del aire y las temperaturas en aumento tienen más probabilidades de experimentar angustia psicológica.

Para empeorar las cosas, ante la catástrofe climática, nuestra clase política no está ofreciendo un liderazgo fuerte. La conferencia COP28 en Dubái será dirigida por un ejecutivo de una empresa de petróleo y gas. En el Reino Unido, el gobierno está retrocediendo en sus compromisos ecológicos.

Afortunadamente, mayores niveles de ecoansiedad también ofrecerán una vía para abordar la crisis climática de manera directa. Caroline Hickman, investigadora sobre ecoansiedad de la Universidad de Bath, advierte que los sentimientos de preocupación, duelo, desesperación y desánimo asociados con la ecoansiedad no deberían ser patologizados. Después de todo, la causa de este sufrimiento mental es indudablemente externa. Según Hickman, cualquier persona que experimente estas emociones está mostrando reacciones totalmente naturales y racionales a la crisis climática. ¿Su sugerencia? Aprovechar la ecoansiedad como una herramienta para el bien—como una emoción que puede galvanizar a las personas a actuar en protección de nuestro planeta.

Por eso, en 2024, también veremos a más personas alrededor del mundo unirse a la lucha por la justicia climática y buscar empleos que prioricen la sostenibilidad ambiental. Los activistas aumentarán la presión sobre las industrias de combustibles fósiles y los gobiernos que las subvencionan para eliminar rápidamente el uso de carbón, petróleo y gas contaminantes. Ahora está claro que no solo son los principales culpables de la crisis climática, sino que también son responsables de la crisis de salud mental que está comenzando a afectar a la mayoría de nosotros. La ecoansiedad no es algo que venceremos con terapia—la abordaremos tomando acción.

Fuente y créditos: www.wired.com

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