La noche en que Simone Biles fue el centro de gravedad en los Juegos Olímpicos una vez más.

The Athletic

Simone Biles Brilla en la Final del Equipo de Gimnasia Femenina

PARÍS — Muchas cosas sucedieron la noche del martes en el Bercy Arena, un vibrante recinto con capacidad para 15,000 personas. Se llevó a cabo la final del equipo femenino de gimnasia de los Juegos Olímpicos de 2024, hubo avistamientos de celebridades (¿es Spike Lee?) y la producción magistral de unos Juegos Olímpicos que han sido una magnificente pincelada desde su inicio hasta el presente. Sin embargo, todo eso se eclipsó con la llegada de Simone Biles. Biles tiene una presencia que transforma todo lo que toca, como un eclipse imposible de ignorar. Para entender la magnitud de su grandeza, es algo que hay que ver en persona. La conversación sobre quién es la mayor gimnasta estadounidense de la historia se reduce a nada frente a su asombroso desempeño.

Un Momento en la Historia

El martes en París fue el último y quizás definitivo despliegue de este hecho. Ver a Biles en una competencia por equipos es como observar la Torre Eiffel: se impone por sí sola, rodeada de grandeza. Compitió más tarde esa semana en tres de las cuatro finales individuales, pero es probable que su actuación del martes haya sido su última como parte del equipo de cinco integrantes. Como era de esperar, Biles y su equipo ganaron la medalla de oro por equipos. Ella, con su estatura de 4 pies 8 pulgadas, fue una fuerza centrífuga que movió todo el recinto con cada paso.

La Reacción del Público

Fue a las 6:31 p.m., hora local, cuando Biles salió al piso. Mientras la rumana Ana Barbosu realizaba su rutina, el recinto se llenó de energía al ver a Biles acercarse a la pista de salto. La similitud poética entre su intento en un evento del que se había retirado en Tokio 2020 fue innegable. Biles comenzó el martes en el salto, el aparato del que se retiró en Tokio, y lo ejecutó con una facilidad impresionante. Luego, se sentó en un área elevada, observando la competencia con las piernas colgando, pareciendo un poco apartada, mientras dos camarógrafos estaban atentos a cada movimiento.

La Dinámica de la Atenção

Biles, quien ha hablado extensamente sobre su batalla con la atención que recibe desde que era adolescente, es completamente consciente de que cada uno de sus movimientos está siendo grabado. Mientras ella está en el centro de atención, sus compañeras de equipo quedan en un segundo plano. El martes, Biles realizó un aterrizaje sobresaliente durante la rutina de piso de Cassie Lee, inspirando una explosión de júbilo en la arena. Sus rutinas recibieron silencio reflexivo y cada aterrizaje una ovación ensordecedora, generalmente de sus propias compañeras de equipo, algo que se considera el máximo cumplido.

Biles llegó a estos Juegos Olímpicos para complacerse a sí misma y competir por las razones correctas, dando un paso hacia adelante en un deporte que es inherentemente individual. Después de la ceremonia de medallas, su compañera Jordan Chiles reveló que había convocado una pequeña reunión para discutir la autenticidad del apoyo entre ellas. Esto es lo que conlleva ser única en su tipo; con Biles, la atención no es un regalo, ha sido ganada.

Simone Biles selló la medalla de oro para los estadounidenses con su rutina de piso. Según lo apropiado, fue la última gimnasta en actuar el martes.

Fuente y créditos: www.nytimes.com

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