Olo a moho en “The Apprentice”
El posible set de “The Apprentice” simplemente no pasó la prueba del olfato. Así lo aseguran los productores del programa de telerrealidad empresarial de Donald Trump, quienes han detallado el olor rancio que encontraron cuando visitaron el 26º piso de Trump Tower en 2003, durante la pre-producción del programa. “Lo primero que notaron fue el hedor, un olor a moho en la alfombra que los seguía como una nube invisible”, escribieron los reporteros del New York Times, Russ Buettner y Susanne Craig, en su nuevo libro “Lucky Loser: How Donald Trump Squandered His Father’s Fortune and Created the Illusion of Success”. The Times publicó un extracto adaptado el sábado.
También había “numerosas astillas en el acabado de los escritorios y credenzas de madera” y “la decoración parecía muy pasada de moda, haciendo que el espacio se sintiera como una cápsula del tiempo desde que Donald J. Trump abrió el edificio a principios de su primera ascensión a la fama”, según los periodistas del Times. “Cuando entras a la oficina y escuchas ‘millonario’, incluso ‘millonario en recuperación’, no esperas ver muebles astillados, no esperas oler una alfombra que necesita ser refrescada de la peor, peor manera”, comentó Bill Pruitt, uno de los productores mencionados. “Todo esto nos parecía absurdo a todos”, dijo el productor Alan Blum, según el artículo del Times.
Costos y expectativas
Mark Burnett, quien creó el programa, terminó pagando a Trump (cuyos propios olores han sido descritos por el exrepresentante Adam Kinzinger como “axilas, ketchup, maquillaje y un poco de trasero”) casi medio millón de dólares al año por un espacio en el cuarto piso que había renovado como un falso salón de juntas y los apartamentos de los concursantes, según el libro. “Nuestro trabajo era hacer que él pareciera legítimo, que hubiera algo detrás de ello”, comentó otro productor, Jonathon Braun, “aunque pretty much all knew that there wasn’t”. Añadió: “Pero ese era nuestro trabajo”.
Fuente y créditos: www.huffpost.com
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