La situación de Boeing se complica aún más
¿Podrían las cosas empeorar aún más para Boeing? La semana pasada, la nave espacial Starliner de la empresa aterrizó en Nuevo México, tras su regreso de la Estación Espacial Internacional (ISS) sin su tripulación. Dos astronautas quedaron inesperadamente atrapados a bordo de la ISS durante meses debido a la falla de Boeing. Tendrán que esperar a ser rescatados por el archirrival de Boeing, SpaceX. Todo esto ha sido una aguda vergüenza para la mayor compañía aeroespacial del mundo, ya criticada por una serie de problemas ampliamente publicitados con sus aviones.
Aunque la opinión pública sobre Boeing pueda estar cayendo rápidamente, la NASA ha apoyado a la compañía y ha expresado repetidamente su confianza en la nave espacial y su compromiso con la relación. Ese apoyo podría ser desconcertante para la mayoría de las personas. Después de todo, el Starliner presenta grandes retrasos, ya que originalmente se planeaba realizar su primer vuelo de prueba con tripulación en 2017. Además, ha enfrentado una serie de problemas desordenados durante su desarrollo, incluyendo un fallido vuelo de prueba orbital en 2019. La nave espacial tuvo una fuga de helio durante su reciente viaje, y algunos de sus propulsores fallaron, lo que representa otro golpe para una compañía que alguna vez fue sinónimo de ingeniería de calidad.
La decisión cautelosa de la NASA
Después de meses de investigación, la NASA decidió que era mejor no poner a sus astronautas en el regreso de la prueba de vuelo de la nave espacial y, en su lugar, dejarles en la ISS para ser regresados por una nave Crew Dragon de SpaceX. Fue un final decepcionante para una misión que ha sido un descalabro para el programa espacial estadounidense y un golpe a la reputación de Boeing en particular. Programada originalmente para durar ocho días, la misión terminó extendiéndose a más de tres meses de tediosa resolución de problemas mientras los ingenieros intentaban sin éxito encontrar una solución confiable para los propulsores.
Sin embargo, la NASA no arrojará a Boeing bajo el autobús. Su posición es clara: el Dragon de SpaceX no es suficiente. La agencia quiere dos opciones de transporte operadas comercialmente para llevar astronautas a la estación espacial. “El objetivo principal del programa de tripulación comercial de la agencia es tener dos sistemas humanos de vuelo espacial únicos”, dijo Steven Siceloff, portavoz de la NASA. “Si cualquiera de los sistemas encuentra un problema, la NASA aún tiene la capacidad de lanzar y devolver a la tripulación para garantizar la seguridad y una presencia continua de humanos a bordo de la Estación Espacial Internacional.”
Preocupaciones sobre la concentración de poder
Las razones para querer dos proveedores son tanto prácticas como por precaución: la NASA todavía puede llevar a sus astronautas a la ISS si hay un problema con una empresa, como ocurrió brevemente con SpaceX recientemente, y también, presumiblemente, por desconfianza hacia una sola empresa privada que tenga tanto poder sobre el acceso de EE. UU. al espacio. Legisladores de la Cámara y funcionarios del Pentágono han expresado preocupaciones sobre la dependencia de la NASA de SpaceX, lo que se enfatiza aún más con la elección de usar un Crew Dragon para llevar a los astronautas del Starliner a casa.
A pesar de la relación mayormente positiva entre el CEO de SpaceX, Elon Musk, y el gobierno de EE. UU., su comportamiento cada vez más temperamental y sus inclinaciones políticas de derecha han generado preocupaciones sobre su control sobre las capacidades de lanzamiento y la infraestructura espacial. La NASA no ha comentado sobre Musk o su comportamiento ni se ha entrometido en las hostilidades entre SpaceX y Boeing. La agencia ha manifestado apoyo público para ambas compañías en su desarrollo espacial, a pesar de las desilusiones continuas del programa Starliner de Boeing.
El futuro incierto del Starliner
En cuanto al futuro del Starliner, la NASA aún no ha anunciado si se requerirá un nuevo vuelo de prueba antes de que el Starliner pueda ser certificado para uso regular, y el compromiso de Boeing con el programa parece estar vacilando. Boeing se negó a responder preguntas específicas sobre el Starliner antes de su partida, pero declaró en un comunicado: “Boeing continúa enfocándose, en primer lugar, en la seguridad de la tripulación y la nave espacial. Estamos ejecutando la misión como lo ha determinado la NASA y nos estamos preparando para un retorno seguro y exitoso no tripulado.”
Una de las razones por las cuales el programa Starliner ha parecido tan disperso desde el exterior es que es parte de un experimento. Cuando la NASA otorgó contratos para el programa de tripulación comercial en 2011, significó una nueva forma de hacer negocios: para este programa, la NASA no pagaría a los contratistas para construir sus naves espaciales, sino que se mantendría al margen y permitiría a las compañías desarrollar sus propios diseños, en los que la NASA compraría asientos, aprovechando la creciente experiencia en el sector espacial privado. Pero necesita haber un caso de negocio para construir una nave espacial.
Las dificultades de un sector espacial comercial
Con el cierre de la ISS planeado para 2031, no está claro si hay suficientes oportunidades para vuelos que justifiquen una razonable rentabilidad. La situación es complicada para Boeing, que ha tenido un año extremadamente malo, con ultimatums de trabajadores que amenazan con irse a huelga y problemas en la seguridad y calidad de sus productos. Sin embargo, la NASA ha apoyado a Boeing, expresando confianza en su capacidad para hacer funcionar el Starliner y elogiando lo mucho que de él funciona bien.
A pesar de todos los problemas del Starliner, desde un punto de vista financiero, NASA está saliendo bien. A diferencia de la mayoría de los proyectos de la NASA, Boeing y SpaceX están en un contrato de servicios a precio fijo, lo que significa que la NASA solo tiene que pagar una suma fija por el uso de una nave espacial, mientras que los retrasos o sobrecostos son cubiertos por las compañías. Esto hace que, a pesar de los problemas, el acuerdo financiero entre la NASA y las empresas sea ventajoso para la agencia.
En resumen, aunque Boeing ha tenido problemas con el Starliner, la decisión de tener múltiples proveedores para el transporte es importante y sigue siendo una buena noticia para NASA. A pesar de las dificultades actuales, no hay duda de que la competencia en el sector espacial comercial es fundamental para la innovación y la reducción de costos a largo plazo, lo que podría beneficiar tanto a la NASA como a los ciudadanos en general.
Fuente y créditos: www.theverge.com
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