Una sentencia del máximo tribunal de justicia sobre la votación presidencial en Venezuela no será “santa palabra” para la comunidad internacional, afirmaron expertos. La Sala Electoral de la corte suprema inició el peritaje de la elección presidencial del 28 de julio, en la que Nicolás Maduro fue proclamado ganador, a pesar de que la oposición sostiene haber ganado basándose en más del 80 % de las actas de votación.
Maduro, quien introdujo un recurso para que la corte decida sobre la votación, indicó que su fallo será “santa palabra” y que todos deben respetarlo. No obstante, los presidentes de Brasil, Colombia y México, que lideran una iniciativa para mediar entre el oficialismo y la oposición, señalaron que esto no constituye una solución válida. En un comunicado conjunto, afirmaron que “el Consejo Nacional Electoral es el órgano al que le corresponde, por mandato legal, la divulgación transparente de los resultados electorales” y destacaron la importancia de que se publiquen los resultados desglosados por cada mesa de votación, permitiendo además una verificación imparcial.
El respaldo de varios gobiernos a su gestión, que cuestiona la proclamación de Maduro y considera que el candidato opositor Edmundo González Urrutia ganó, cierra la puerta a que una sentencia pueda sellar la crisis postelectoral. Además, Lula, Petro y López Obrador están aprovechando sus canales de comunicación con Maduro para dejar claro que una solución mediante sentencia no resolverá las disputas electorales.
Según el politólogo Carlos Romero, la tarea de los presidentes es “ardua” y requiere “una gran paciencia” y mayor apoyo de otros gobiernos en la región para prevenir la violencia. En este contexto, Lula, Petro y López Obrador enfrentan el desafío de mediar entre dos partes que afirman haber ganado las elecciones, lo que complica aún más la situación.
El diplomático venezolano Milos Alcalay resaltó que el mundo cuestiona la independencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela; así, su dictamen no resolvería la crisis. Además, mencionó las presiones de partidos de izquierda en Brasil y Colombia por una votación transparente y planteó que, aunque la situación es incierta, se espera una posición común sobre Venezuela.
El tiempo es un factor preocupante, ya que el gobierno venezolano intensifica la represión con centenas de disidentes detenidos y restricciones a la libertad de expresión. Cardozo anticipa “expresiones de mayor firmeza” de parte de los países involucrados a medida que avanzan las gestiones diplomáticas. Con la fecha de toma de posesión del presidente electo en Venezuela el 10 de enero del próximo año, la situación se vuelve más urgente.
Fuente y créditos: www.vozdeamerica.com
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