Vivimos en una Era de Incerteza
No solo por las amenazas globales a las sociedades, sino porque muchos enfrentan una inseguridad sin precedentes a nivel personal, particularmente las generaciones más jóvenes. Nadie sabe lo que va a suceder, y mejor enfrentarlo. La primera lección para hacer predicciones es: No hagas predicciones. Es decir, no solo adivines lo que sucederá. En su lugar, acepta la incertidumbre y conviértela en una oportunidad.
Piensa Rápido y Lento Acerca de la Incerteza
La incertidumbre es una “conciencia consciente de la ignorancia”. Es una relación personal con lo que no sabemos; podemos ser ignorantes sobre lo que está sucediendo en este momento, o sobre lo que sucederá en el futuro. El psicólogo Daniel Kahneman identificó dos formas amplias de pensar: utilizando nuestras reacciones rápidas, inconscientes e instintivas, o reflexionando lento y deliberadamente sobre un problema. En su mayoría, está bien pensar rápido sobre el futuro: cuando conducimos o elegimos una película. Pero para decisiones importantes, es mejor tomarse su tiempo.
Conjurando Futuros Posibles
El primer paso para pensar lentamente sobre el futuro es visualizar las maneras en que las cosas podrían desarrollarse. Las organizaciones pueden crear escenarios que reflejen resultados optimistas y pesimistas, y pueden usar un “equipo rojo” para pensar deliberadamente en lo que podría salir mal. Incluso el Ministerio de Defensa del Reino Unido emplea escritores de ciencia ficción para aportar imaginación a los futuros posibles.
De forma individual, podrías adoptar una “mentalidad de equipo rojo”, en la que critiques conscientemente nuestra percepción estándar, ya seas del tipo que tiende a ver el lado positivo, o esperar lo peor.
El Problema de Solo Usar Palabras para Describir la Incerteza
El lenguaje vago sobre la incertidumbre se malinterpreta fácilmente. Es sencillo decir que algo “podría” o “puede” suceder, o que es “probable” que ocurra. Pero, ¿qué significan realmente estas palabras? En 1961, la CIA estaba planeando la invasión de Bahía de Cochinos de Cuba para derrocar al gobierno revolucionario de Fidel Castro, pero el Estado Mayor Conjunto consideró que la posibilidad de éxito era solo del 30 por ciento, es decir, un 70 por ciento de posibilidad de fracaso. Esto se reportó como una posibilidad “justa”, que pensaron se interpretaría como “no muy buena”. Pero el presidente Kennedy leyó la palabra optimistamente y aprobó la invasión, que resultó ser un fiasco y empujó a Cuba aún más hacia la influencia soviética.
Poniendo Números a Nuestra Ignorancia
Eventos como el desastre de Bahía de Cochinos han llevado a las agencias de inteligencia a alinear palabras con números aproximados. Por ejemplo, si alguien en el servicio de inteligencia del Reino Unido afirma que un evento es “probable”, esto tiene una interpretación oficial de entre 55 por ciento y 75 por ciento de probabilidad. Se utiliza una escala similar en la ciencia climática, donde un evento “muy probable” significa entre el 90 por ciento y el 95 por ciento.
Como individuos, podríamos intentar clasificar los futuros posibles en términos de su probabilidad, y luego darles alguna magnitud aproximada, por ejemplo, que conseguir un trabajo particular es un evento de “2 de 10”. Con un poco de imaginación, podríamos pensar en todas nuestras posibles trayectorias futuras disparándose como espaguetis; y en alrededor del 20 por ciento de estas, conseguirás el trabajo.
¿Qué Hace a un Buen Pronosticador?
Los “superpronosticadores” pueden evaluar buenas probabilidades para el futuro, donde “bueno” significa (a) que están “calibrados”, por lo que cuando dicen “70 por ciento de probabilidad”, esos eventos ocurren en aproximadamente el 70 por ciento de los casos, y (b) son “discriminatorios”, por lo que se tiende a otorgar altas probabilidades a los eventos que realmente ocurren. Típicamente, tienen una apertura al nuevo conocimiento y están dispuestos a trabajar en equipos, tienen una visión de su propio pensamiento y todos sus sesgos, y poseen la humildad para reconocer la incertidumbre, admitir errores y cambiar de opinión. Son parecidos a los llamados “zorros” de Isaiah Berlin, dispuestos a adaptarse a nuevas evidencias, en lugar de ser “erizos”, atrapados en una única forma de pensar.
Reconociendo lo Desconocido
Donald Rumsfeld describió inmortalmente los “conocidos conocidos, los conocidos desconocidos y los desconocidos desconocidos”—esas cosas que estaban más allá de nuestra imaginación y ni siquiera habían sido pensadas. Cuando reconocemos esta posibilidad, esto se conoce como “incertidumbre profunda”, cuando ni siquiera podemos listar los futuros posibles, incluso con una mentalidad de equipo rojo. Sin embargo, Rumsfeld no incluyó los “conocidos desconocidos”—esas suposiciones que hacemos sin pensar siquiera. Estas pueden ser las ilusiones más peligrosas, y por eso necesitamos amigos críticos que nos ayuden a salir de nuestros caminos fijos.
Estar Preparado para Sorprenderse
En 1650, el ejército de Oliver Cromwell estaba acampado afuera de Edimburgo, y él estaba tratando de persuadir a la Iglesia escocesa para que retirara su apoyo al regreso de Charles II. Cromwell escribió: “¿Es, por tanto, infaliblemente acorde a la Palabra de Dios, todo lo que decís? Os ruego, en las entrañas de Cristo, pensad que es posible que estéis equivocados”. Esta apelación fue ignorada, y Cromwell derrotó sonoramente a los escoceses en la Batalla de Dunbar.
La “Regla de Cromwell” significa que debes pensar como un zorro, y en todo momento tener la humildad de pensar que es posible que te equivoques. Al simplemente considerar una pequeña probabilidad de estar equivocado, puedes adaptarte rápidamente a nuevas informaciones sorprendentes.
El Papel de la Suerte
Las cosas pueden salir bien para ti, o pueden salir mal, en gran medida debido a factores fuera de tu control, es decir, la suerte. Los filósofos han identificado tres tipos principales. La suerte constitutiva: quién naciste, tu tiempo y lugar en la historia, tus padres, tus genes, tus características innatas y tu crianza temprana. Esto es extremadamente importante; necesitas hacer lo mejor con la mano que te han dado al nacer. La suerte circunstancial: estar en el lugar correcto en el momento correcto, o el lugar equivocado en el momento equivocado. La suerte resultante: cómo las cosas simplemente sucedieron para ti en ese instante.
Pero no todo está fuera de tu control; las personas “afortunadas” explotan oportunidades, tienen expectativas positivas y son resilientes a que las cosas salgan mal.
Viviendo Con Incertidumbre
Ser incierto es parte de ser humano, y pocos de nosotros queremos saber lo que vamos a recibir por Navidad, cuál será el resultado de un partido de fútbol grabado, o incluso, si fuera posible, cuándo vamos a morir. La incertidumbre es inevitable, y podemos reaccionar ante esa conciencia de ignorancia de diversas maneras—podemos sentir ansiedad o emoción, esperanza o miedo, dependiendo de las circunstancias y nuestra tolerancia personal hacia el no saber.
No podemos evitar la incertidumbre. Pero con un poco de pensamiento lento, tal vez podamos abrazarla, ser humildes ante ella, e incluso disfrutarla.
Fuente y créditos: www.wired.com
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