¿Qué es el cardio?
El cardio es un término que se utiliza para referirse a un tipo de ejercicio en el que se mueven los grandes músculos del cuerpo de manera rítmica y sostenida. Actividades como caminar a paso ligero, correr, andar en bicicleta, saltar la cuerda y nadar son ejemplos de cardio. Esta actividad provoca que el corazón lata más rápido y que la respiración sea más intensa de lo normal.
Intensidad del cardio
No existe una línea divisoria estricta sobre lo que cuenta como cardio. Las pautas indican que el ejercicio de intensidad moderada es lo mínimo que se debe buscar, pero no se define en términos de la frecuencia cardíaca. En general, cualquier actividad que requiera un esfuerzo similar a una caminata a paso normal cuenta como ejercicio moderado. Para obtener beneficios para la salud, es buena idea incorporar ejercicio vigoroso, que resulta ser más intenso y difícil de mantener una conversación durante su realización.
¿Caminar cuenta como cardio?
Sí, caminar cuenta como cardio al cumplir con las pautas mínimas de intensidad moderada. Sin embargo, si tienes metas atléticas, caminar solo probablemente no sea suficiente, y podrías necesitar aumentar la intensidad, como con el trote.
¿Levantar pesas cuenta como cardio?
Por lo general, levantar pesas no se considera ejercicio cardiovascular, ya que requiere movimiento rítmico y sostenido. Sin embargo, hay excepciones, como entrenar para una maratón de kettlebell, donde se realiza un levantamiento continuo con un kettlebell ligero. Los entrenamientos como el de ladder con kettlebells también pueden clasificarse como cardio si mantienen un ritmo y usan grandes músculos de manera continua.
Otras actividades que cuentan como cardio
Existen numerosas actividades que se consideran cardio si se realizan de manera normal. Estas incluyen correr, andar en bicicleta, remar, saltar la cuerda, bailar, usar máquinas de escalera, nadar y trabajar en el jardín o en la casa. Si tienes metas específicas de fitness, será útil un programa de entrenamiento diseñado para alcanzarlas.
Fuente y créditos: lifehacker.com
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