Cuidado y limpieza de paredes de ladrillo expuestas
Siempre que un nuevo amigo viene a visitarme, una de las primeras cosas que me dicen es que soy “muy afortunado” de tener una pared de ladrillo expuesta en mi apartamento. En gran parte, esto es cierto, porque es bonita, acogedora y tiene ese ambiente clásico de Nueva York. Sin embargo, no es del todo cierto que tenga suerte, ya que es enorme. Mide aproximadamente nueve pies de altura y 17 pies de ancho, lo cual es mucho ladrillo para cuidar. No sé cómo (y tengo demasiado miedo de intentar) poner clavos en ella, así que más allá de un clavo que quedó de un inquilino anterior que fue más valiente que yo, no hay forma de colgar ningún arte, lo que me deja con un montón de espacio para limpiar y tratar. Lo que he aprendido en mis siete años de cuidar a este gigante es que solo porque no pueda ver la suciedad en los ladrillos rojos oscuros, no significa que la pared esté limpia. Por el contrario, el material poroso acumula mucha suciedad y debe ser tratado regularmente.
Cómo limpiar la pared de ladrillo sin dañarla
Antes de empezar a limpiar el ladrillo con cualquier líquido o agente, deberías pasarle una aspiradora rápidamente. Pequeños trozos de ladrillo y mortero, además de polvo y otros desechos, se quitarán fácilmente y te ahorrará mucho tiempo al momento de fregar. Para esto, uso mi confiable Bissell Featherweight para no sobrecargar las almohadillas de mi aspiradora más elegante. La primera técnica que me gusta usar para limpiar el ladrillo es una pasta hecha de sal común y jabón para platos. No la mido, simplemente echo un poco de jabón en un tazón, luego agrego sal y revuelvo hasta que forme una pasta espesa. Desde ahí, la aplico uniformemente en la sección de pared que quiero limpiar y la dejo reposar durante unos 10 minutos. Si notas que tus ladrillos tienen una película blanca, eso es en realidad una forma de sal, pero esta pasta arenosa es una manera fácil de eliminarla.
Después de que la mezcla haya estado un tiempo, tomo un paño húmedo y limpio. Es recomendable poner un poco de periódico o una lona de plástico debajo del área en la que estás trabajando, ya que gran parte de la pasta se desprenderá. También es inteligente usar un balde de agua para humedecer y enjuagar continuamente tu paño. Lo necesitarás, ya que la mezcla de jabón y sal no se quita fácilmente. Se espuma, se esparce y toma aproximadamente tres o cuatro pasadas del paño para desaparecer completamente. También debes tener cuidado si tienes agujeros o vacíos en cualquier parte de la pared (como yo). La pasta de sal se queda atascada allí y necesitarás sacarla. Este es definitivamente un proceso que toma tiempo, pero deja los ladrillos bien limpios.
Otras técnicas efectivas
Para una limpieza más rápida, partes iguales de vinagre y agua funcionan muy bien. Puedes mezclarlo en una botella de spray, rociarlo y limpiarlo, o mezclarlo en un balde y humedecer un paño o esponja con él. La acidez disuelve la suciedad y facilita su remoción, por lo que verás resultados rápidos. Aún así, debes enjuagar todo con agua limpia en un paño limpio al finalizar, porque si lo dejas en el ladrillo, puede disolverlo o dañarlo.
Hoy, añadí unas gotas de jabón para platos solo para un poco de poder limpiador extra. Funcionó genial y, como esperaba, contrarrestó un poco el mal olor del vinagre, pero no es necesario. Este método realmente elimina la suciedad y el polvo de la pared, así que prepárate con un paño resistente. Esta opción funciona mejor cuando no deseas pasar mucho tiempo fregando un conjunto abrasivo y burbujeante de productos en tu pared. Haz esto cada dos meses más o menos y guarda la sal y el jabón para una tarea dos veces al año.
Fuente y créditos: lifehacker.com
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