La disculpa de un streamer por un comentario racista expone la podredumbre en la cultura del streaming.

Screenshot from an Asmongold video featuring a white male in a white shirt and black sweater looking into the camera.

Asmongold y su controversia en Twitch

La semana pasada, el destacado streamer de Twitch, Zach Hoyt, más conocido como Asmongold, realizó un arrebato racista contra los palestinos, mostrando apatía por la ofensiva militar incesante que ha cobrado más de 40,000 vidas, muchas de ellas de niños. “No me importa,” dijo. “Son personas terribles.” Aunque Hoyt es conocido por su lenguaje incendiario, las reacciones a esta reciente explosión fueron suficientes para hacerle reflexionar. Poco después de la transmisión, Hoyt publicó una disculpa, diciendo: “Al reflexionar sobre ello, fui realmente un idiota con lo de Palestina. Mi error.” Twitch suspendió su canal por 14 días, y Hoyt anunció que se alejaría de sus responsabilidades en la empresa de medios OTK y sus subsidiarias.

Impacto de la cultura del streaming

En un video publicado en YouTube, Hoyt explicó que hacer streaming ha tenido un impacto negativo en su personalidad y que en los últimos dos años, ha estado “degradándose lentamente a la versión más malvada … grosera, desagradable, insensible y psicopática de mí mismo.” El video de Hoyt ha puesto sin querer de relieve una razón importante por la que estar en línea puede sentirse tan miserable. Es una de las raras ocasiones en que una persona con un seguimiento tan enorme — 1.8 millones de seguidores solo en Twitch — ha reconocido que el aumento del comportamiento imprudente, racista, homofóbico y misógino proviene de la propia cultura del streaming.

Responsabilidad de las plataformas

Las plataformas tienen cierta responsabilidad en esto. Más atención significa más ojos, por lo que los operadores de las plataformas están incentivados a atraer, retener y complacer a los streamers de cualquier manera que puedan, incluso si eso significa permitir comportamientos desagradables. Twitch, el nombre más grande en el espacio, adopta un enfoque agresivo hacia la moderación de contenido, ostensiblemente para mantener la imagen “segura para la marca” de la plataforma ante los anunciantes. Sin embargo, siempre hay otras plataformas dispuestas a acoger a sus marginados. Kick, lanzado en 2022, se convirtió en la “anti-Twitch,” haciendo un llamado a los creadores desilusionados por las políticas de monetización y contenido de la plataforma.

Consecuencias del comportamiento de los streamers

Cuando las acciones de un streamer cruzan la línea, ¿qué sucede después? Históricamente, cuanto mayor es la audiencia de un streamer, más reacia es una plataforma a imponer consecuencias significativas. Para los creadores más pequeños, una suspensión puede ser financieramente significativa, ya que dependen de una producción constante para mantener su estatus de asociación o para recibir donaciones. Sin embargo, un streamer de Twitch como Nick “Nickmercs” Kolcheff, que tiene millones de seguidores y millones de dólares en ingresos por suscripción, no tiene esa misma preocupación. Después de que se suspendió a Kolcheff por usar un término despectivo contra personas trans, respondió en redes sociales diciendo que no sabía que la palabra era problemática, y luego hizo otra broma a expensas de la comunidad trans.

La consecuencia más grave que un streamer puede enfrentar por su comportamiento es la pérdida permanente de su canal, pero los incentivos de la plataforma aseguran que siempre haya otro lugar al que ir.

Fuente y créditos: www.theverge.com

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