El devastador incendio en Pacific Palisades
A las 4:30 p.m. del pasado martes, una nube de humo gris oscuro se cernía sobre North Mount Holyoke Avenue en Pacific Palisades, oscureciendo el sol poniente. Las llamas, que se convertirían en el incendio forestal más mortífero en la historia de California, corrían por un cañón cercano. Las calles estaban casi desiertas, el aire era irrespirable y la mayoría de las personas ya habían evacuado. Mi equipo y yo encontramos a una anciana al final de una entrada. “No conduzco, no tengo parientes”, dijo. “¿Qué hago?” Era Liz Lerner, de 84 años. Ella se aferró a mi brazo mientras el viento casi la derribaba. Un vecino llegó poco después, cargando su Tesla con bolsas, y accedió a llevar a Liz a un lugar seguro.
La historia de escape de Liz
Una semana después, Liz se encuentra en un hospital de Los Ángeles y quiere contar la dramática historia de su escape y lo que ocurrió después. “Pensé que moriría ahí mismo en la acera”, dice. “Pensé que ese era el final de mi pequeña vida. Realmente pensé que no vendría nadie y solo seré un esqueleto que encontrarán.” Mientras Liz era llevada por su vecino, bajando de Pacific Palisades hacia la costa, a su alrededor, los árboles y edificios estaban ardiendo. “A medida que conducíamos por las calles ventosas para salir, todo se volvía más gris, negro y oscuro”, dice. “Sentí un gran peso en mi pecho en ese momento. Estoy jadeando tratando de respirar. Me estaban dando un ataque al corazón, descubrí en el hospital.” Liz también está recibiendo tratamiento en el hospital Kaiser Permanente de Los Ángeles por inhalación de humo.
Destrozos y pérdidas
En la televisión de su habitación de hospital, ha estado viendo algunos de los informes sobre el incendio que ha devastado su comunidad. Sabe que su casa ha sido destruida y quiere ver fotos de ella. “Vaya,” dice, boquiabierta al mirar una fotografía. “No queda nada, nada en absoluto.” Era una casa que su padre construyó en 1949, la cual heredó y llenó de recuerdos. Luego nota que su puerta de hierro forjado todavía está parcialmente de pie. “¡Mi puerta!” exclamó. “Yo la diseñé. Me gustaría recuperarla.”
Liz también ha perdido recordatorios preciados de su hija Skye, quien falleció hace 10 años. “Guardé todas las pinturas que hizo en primer grado. Perdí todas, todas las historias que escribió, las tarjetas de cumpleaños con sus garabatos. Son esas cosas normales, eso es lo peor.”
Desafíos futuros de Liz
Debido al riesgo de incendios forestales en su área, Liz cuenta que su seguro de hogar fue cancelado hace varios años. “No tengo seguro, absolutamente ninguno, y no tengo documentos, cheques ni tarjetas de crédito. Ni siquiera tengo un par de zapatos.” Liz espera ser dada de alta pronto, para ir a un hogar de retiro donde compartirá una habitación con otra anciana. Su vida ha cambiado para siempre y nunca regresará al lugar que una vez llamó su “hogar para siempre”. La reconstrucción de Pacific Palisades, devastado, ocurrirá, pero para Liz tomará demasiado tiempo.
Fuente y créditos: news.sky.com
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