La condena de Tina Peters y la desconfianza en el sistema electoral
El 3 de octubre, la exsecretaria del condado de Colorado, Tina Peters, fue condenada a nueve años de prisión por manipular la tecnología de votación utilizada en las elecciones de 2020. Aunque no intentaba alterar el conteo, su objetivo era demostrar que alguien más lo había hecho. Sin embargo, su reclamo no se sustentó.
Las acciones de Peters la convirtieron en la figura emblemática de un movimiento que siembra dudas sobre los complejos mecanismos de cómo se cuenta y valida un voto, con el objetivo de restablecer al ex presidente Donald Trump como comandante en jefe. Los efectos de tales conspiraciones volverán a sentirse en 2024, utilizando internet y la conciencia pública de las vulnerabilidades tecnológicas para cuestionar el proceso una vez más.
Demandas de transparencia y el uso de boletas de papel
Como parte de esta campaña de desconfianza, figuras conservadoras, entre ellas Trump y Robert F. Kennedy Jr., han exigido el uso de boletas de papel en las próximas elecciones presidenciales, argumentando que el proceso de votación analógica, que ofrece un registro físico del conteo, es más seguro. Elon Musk, acompañando a Trump en la campaña, ha sostenido que las máquinas de votación se utilizan para manipular las elecciones digitalmente y ha solicitado que los condados cuenten a mano las boletas de papel. Sin embargo, lo que el público puede no darse cuenta es que casi todos los estados ya utilizan boletas de papel. Según estimaciones del Brennan Center, un instituto no partidista de derecho y políticas, el 98 por ciento de las boletas emitidas este año serán en papel.
Creciente atención en la administración electoral
Derek Tisler, asesor del programa de Elecciones y Gobierno del Brennan Center, coautores del reciente informe sobre el estado de las boletas de papel, ha trabajado extensamente en seguridad electoral y la infraestructura de las máquinas de votación. “Hay más atención en los mecanismos de la administración electoral de lo que había antes de 2020”, dijo Tisler. Lo que antes era un conocimiento básico sobre cómo emitir un voto, ahora se ha expandido a quién está dirigiendo las elecciones y cómo se desarrolla todo el proceso de votación, desde el registro hasta el día en que los resultados son finales.
Desafíos y estrategias para reconstruir la confianza
Históricamente, la confianza pública en las elecciones y el papel de la tecnología ha fluctuado. La controvertida cuestión de los “hanging chads” en las elecciones presidenciales de 2000 llevó a un impulso por la digitalización del proceso de votación. Sin embargo, la interferencia extranjera en las elecciones de 2016 y los intentos de hacking y desinformación en 2020 han complicado la situación. Además, los temores persistentes de interferencia y teorías de conspiración infundadas han creado un campo de información más nebuloso.
A pesar de la creciente desconfianza, Tisler y otros expertos están trabajando para restaurar la confianza en el proceso electoral. La Comisión de Asistencia Electoral de EE.UU. asignó $380 millones en 2018 para mejorar la administración electoral y la tecnología, mientras que $800 millones adicionales fueron invertidos en 2023. Entre tanto, la importancia de las boletas de papel se ha reafirmado, ya que ayudan a mantener la integridad del conteo de votos.
Americans shouldn’t feel disinclined to vote in 2024 because of technological skepticism, said Tisler. La comunidad está conformada por sus vecinos, personas que comparten sus valores y experiencias. “Es necesario mantener la perspectiva frente a la pasión y la ansiedad que pueden surgir en tiempos de elecciones”, concluyó Tisler.
Fuente y créditos: mashable.com
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