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    El día que la F1 se derritió: Por qué el malhadado Gran Premio de Dallas dejó una huella imborrable

    The day F1 melted: Why the ill-fated Dallas Grand Prix left a searing impression

    El Gran Premio de Dallas de 1984: Un evento fallido

    Buddy Boren, un residente de Dallas de toda la vida, tuvo una idea audaz a principios de 1983. Lo propuso a su amigo Larry Waldrop, un constructor de Dallas, durante una reunión en un elegante restaurante. Boren quería que Waldrop invirtiera en un documental sobre Carroll Shelby, un corredor y diseñador de pistas también de Dallas. Sin embargo, Waldrop lo animó a soñar en grande, sugiriendo una carrera de Fórmula Uno en lugar de un documental.

    La preparación para el Gran Premio

    Con la formación de Dallas Grand Prix, Inc., Boren y Waldrop se unieron a Don Walker, un desarrollador inmobiliario adinerado que se ofreció a cubrir todos los costos. La necesidad de convencer a la ciudad y a la Fórmula Uno para aprobar la carrera fue crítica. Finalmente, en 1984, se obtuvo la aprobación para llevar la carrera a Fair Park, un área de 277 acres que alberga la Feria Estatal de Texas.

    Desafíos en el evento

    A medida que se acercaba la fecha, los problemas comenzaron a acumularse. La carrera estaba programada para el 8 de julio, uno de los meses más calurosos en Dallas. Las altas temperaturas y el asfaltado reciente del circuito crearon condiciones difíciles para los competidores. Cuando llegó el día de la carrera, el asfalto comenzó a desintegrarse, y muchos pilotos se sentían insatisfechos con el estado de la pista. Sin embargo, la carrera se llevó a cabo con un número significativo de espectadores presentes, pese a las condiciones adversas.

    El legado del Gran Premio de Dallas

    El Gran Premio de Dallas fue un fracaso, pero tuvo un impacto duradero, ayudando a definir la imagen moderna de la ciudad como un destino internacional. A pesar de sus problemas, este evento sentó las bases para el futuro de la Fórmula Uno en los Estados Unidos, especialmente con el Circuito de las Américas en Austin. El legado de Boren y Waldrop continúa, marcando el deseo de Dallas por ser parte de la élite del automovilismo.

    Fuente y créditos: www.nytimes.com

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