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    Cómo los escándalos pasados afectan las relaciones – DW – 29/01/2025

    How past scandals weigh on relations – DW – 01/29/2025

    El escándalo de IUD en Groenlandia

    Hace aproximadamente tres años, un pódcast de la radio pública danesa sacó a la luz uno de los capítulos más oscuros en las relaciones entre Dinamarca y Groenlandia: el llamado escándalo de los dispositivos intrauterinos (IUD). El pódcast reveló un programa del gobierno danés que obligó a miles de mujeres jóvenes en Groenlandia, muchas de ellas menores de edad, a que se les insertaran dispositivos intrauterinos como método de control de la natalidad obligatorio en las décadas de 1960 y 1970.

    Aunque Groenlandia — mayoritariamente poblada por indígenas inuit — dejó de ser colonia danesa en 1953, no se convirtió en un país independiente, sino en una provincia danesa. No fue hasta 1979 que Groenlandia obtuvo su propio parlamento y gobierno. A pesar de disfrutar de cierta autonomía, no tuvo leyes de autoadministración hasta 2009. Hoy en día, Groenlandia sigue perteneciendo a Dinamarca.

    Demandas de compensación y disculpas

    Actualmente, Henriette Berthelsen es una de las mujeres que demandan compensación y una disculpa del gobierno danés por lo que sufrió de niña. La política de anticoncepción forzada de Dinamarca buscaba poner fin a lo que Copenhague consideraba un número excesivo de niños nacidos fuera del matrimonio en Groenlandia y frenar las tasas de natalidad en la isla. Hablando con DW, Berthelsen recuerda cómo ella y sus compañeras fueron enviadas a funcionarios de salud pública sin el conocimiento de sus padres.

    “Muchas chicas comenzaron a llorar en la sala de espera. Éramos tan jóvenes y nunca habíamos tenido nada que ver con chicos. Los dispositivos (IUD) que nos pusieron eran grandes, estaban diseñados para mujeres adultas. Aún puedo recordar el terrible dolor”.

    Berthelsen y otras mujeres afectadas demandaron al gobierno danés el año pasado, exigiendo compensación y una disculpa oficial. La política de anticoncepción forzada condujo a problemas de salud y traumas para muchas de las mujeres involucradas en el programa.

    “No recibimos ayuda psicológica del estado. Y si buscamos asistencia, debemos pagarla nosotros mismos”, dice Berthelsen.

    Las repercusiones de políticas históricas

    El escándalo de los IUD, que ocurrió hace décadas, nunca ha sido resuelto y representa una carga más en una relación ya tensa entre Groenlandia y Dinamarca. Otro escándalo, que salió a la luz a finales de la década de 1990, involucró un experimento social que comenzó en 1951 y que afectó a 22 niños de Groenlandia. Los niños, inuit groenlandeses de entre seis y ocho años, fueron separados de sus difíciles situaciones familiares y entregados a familias de acogida en Dinamarca para que aprendieran a hablar danés y se familiarizaran con la cultura danesa, con el fin de ayudar a “modernizar” Groenlandia a su regreso.

    El experimento fue un fracaso. Los niños nunca regresaron a sus padres, sino que terminaron en orfanatos en Groenlandia. Seis de ellos permanecieron en Dinamarca, donde fueron adoptados. Muchos desarrollaron problemas psicológicos y la mitad murió en la adultez temprana.

    Según el historiador cultural Ebbe Volquardsen de la Universidad de Groenlandia, tanto los “niños del experimento” del programa de los “pequeños daneses” como las chicas afectadas por el escándalo de los IUD destacan el enfoque dudoso de Dinamarca hacia el pueblo groenlandés. Este enfoque sirve de justificación para las políticas pasadas que buscaban forzar a los inuit a asimilarse lo más posible al estilo de vida danés.

    La búsqueda de independencia de Groenlandia

    A día de hoy, las acciones de Dinamarca y la dependencia financiera de muchos groenlandeses de subsidios de la pequeña nación europea han llevado a muchos a considerar que la situación es una continuación de estructuras coloniales. Por esta razón, un gran número de los 57,000 ciudadanos de Groenlandia están pidiendo una verdadera independencia.

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reconocido este deseo y ha intentado explotarlo. El líder recién inaugurado comenzó a hablar nuevamente sobre las reclamaciones de Estados Unidos sobre la isla rica en petróleo y minerales, estratégicamente situada en el geopolíticamente importante Ártico, tan pronto como asumió el cargo. Trump insiste en que la posesión estadounidense de Groenlandia es importante no solo para la seguridad nacional de EE. UU., sino también para el mundo. Propuso la compra de la isla a Dinamarca en 2019, durante su primer mandato.

    Sin embargo, el primer ministro groenlandés, Mute Egede, ha rechazado abiertamente la afirmación de Trump de que Groenlandia podría querer convertirse voluntariamente en parte de EE. UU. Egede declaró que su país está preparado para profundizar lazos con Washington, pero añadió: “No queremos ser daneses. No queremos ser estadounidenses. Queremos ser groenlandeses”.

    No obstante, el experto en Groenlandia, Volquardsen, sostiene que el deseo de Trump de “obtener” Groenlandia es útil en el sentido de que ha obligado a Dinamarca a repensar cómo trata a los 57,000 ciudadanos de Groenlandia. Las discusiones sobre esa relación han ganado impulso en los últimos años, y una reevaluación de eventos como el experimento de los “pequeños daneses” y el escándalo de los IUD han sido claves en ayudar a avanzar la conversación.

    Aún así, Volquardsen cree que la “situación ambivalente y profundamente inquietante” en la que se encuentran actualmente los groenlandeses, que ha llevado a Dinamarca a fortalecer su postura militar en la región, “también podría abrir una ventana para que Groenlandia finalmente logre los cambios que ha estado demandando durante tanto tiempo”.

    Fuente y créditos: www.dw.com

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