La culpa y la transición presidencial
A principios de este mes, la ex primera dama y futura primera dama Melania Trump concedió una entrevista a “Fox & Friends”, donde pareció culpar a la administración de Obama por hacer que el proceso de transición de 2017 fuera “difícil”. “La información nos fue retenida por la administración anterior”, dijo. No es la primera vez que Trump apunta a otros para desviar la culpa por algo. En 2016, cuando se dirigió a la Convención Nacional Republicana, acaparó titulares cuando sus comentarios parecieron incluir varias líneas plagiadas de un discurso anterior de Michelle Obama.
El escándalo del plagio y la gestión de la culpa
En su memoria de 2024 “Melania”, Trump caracterizó su escándalo de plagio como una “traición” por parte de su equipo de campaña, señalando a la colaboradora Meredith McIver, quien finalmente asumió la culpa por el incidente. “Descubrir el fracaso del equipo para cumplir con su deber me llenó de un profundo sentido de traición”, escribió en “Melania”. “Estos eran profesionales, encargados de asegurar el éxito de nuestra campaña, sin embargo, no lograron implementar ni siquiera la salvaguarda más fundamental.”
El problema de “echar a alguien bajo el autobús”
La respuesta de la futura primera dama ejemplifica un comportamiento común en el trabajo: echar a alguien bajo el autobús. “Cuando Melania señaló a un solo miembro del personal, la campaña pareció desviar la responsabilidad de ella y otros líderes senior”, dijo la entrenadora ejecutiva Elizabeth Pearson a HuffPost. “Esta estrategia puede haber protegido a Melania Trump de una reacción inmediata, pero hizo que la campaña pareciera desorganizada y propensa a buscar chivos expiatorios.” Ella señaló que esta respuesta también coloca una parte desproporcionada de la culpa sobre un subordinado, lo que solo da la impresión de una falta de responsabilidad por parte del liderazgo.
Consecuencias en la cultura laboral
Los expertos en carrera advierten que echar a alguien bajo el autobús a menudo tiene efectos negativos, provocando problemas más grandes y haciendo que el echador se vea aún más incompetente. Según el experto en carrera Keith Spencer, este comportamiento significa asignar la culpa por un error o fracaso a otra persona, a menudo de manera injusta, para evitar la responsabilidad personal. “Básicamente, es sacrificar a alguien más para protegerse a sí mismo o verse bien ante su jefe o cliente”, explicó Spencer.
La cultura laboral tóxica puede llevar a las personas a priorizar la autoprotección sobre el trabajo en equipo, y en algunos entornos, puede ser incluso fomentada. “Echar a alguien bajo el autobús se siente como entrar en los Juegos del Hambre, con tareas laborales como armas”, dijo Jasmine Escalera, experta en carrera. Este fenómeno es más común en lugares de trabajo de alta presión donde se incentiva la competencia extrema. Las consecuencias de este comportamiento pueden causar daños en las relaciones profesionales y en la dinámica del equipo, contribuyendo a un ambiente de trabajo hostil.
Construyendo un entorno de trabajo colaborativo
Los expertos enfatizan que la responsabilidad no tiene que ser difícil. “Un buen gerente debe mentorear, inspirar e infundir confianza en sus empleados”, señaló Rob Phelps, experta en gestión. Un enfoque equilibrado implica reconocer errores, facilitar un diálogo abierto e implementar cambios para prevenir problemas futuros, sin asignar culpa innecesariamente. Al final, el verdadero profesional, ya sea empleado o líder, se enfoca en encontrar soluciones y fomentar la responsabilidad, no en señalar con el dedo.
Fuente y créditos: www.huffpost.com
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