Los seis colaboradores de la líder opositora venezolana, María Corina Machado, que se encuentran asilados desde marzo en la embajada de Argentina en Caracas, cumplen este martes diez días sin electricidad ni agua potable. Así lo ha denunciado su partido, Vente Venezuela. Desde el 23 de noviembre, la sede diplomática no ha tenido suministro eléctrico y se ha prohibido el acceso a camiones de agua cisterna, lo que ha llevado a una situación crítica donde los asilados mantienen sus alimentos en refrigeradores con una pequeña planta eléctrica que funciona solo pocas horas al día.
El excandidato presidencial opositor, Edmundo González Urrutia, reconocido por países como Estados Unidos y Ecuador como presidente electo de Venezuela, calificó este trato como “tortura” y ha llamado a la comunidad internacional a denunciar la grave situación.
Los seis asilados incluyen a Magalli Meda, jefa de campaña de la oposición; Pedro Urruchurtu, coordinador internacional del partido Vente Venezuela; Claudia Macero, coordinadora de comunicaciones; Omar González, exparlamentario; Humberto Villalobos, coordinador electoral, y Fernando Martínez Mottola, exministro. Después de que Caracas y Buenos Aires rompieran sus relaciones diplomáticas tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, Brasil asumió la custodia de la embajada.
A pesar de que Nicolás Maduro fue proclamado ganador de las elecciones, la oposición alega fraude y sostiene que González Urrutia es el verdadero presidente electo. La comunidad internacional ha exigido una verificación independiente de los resultados que provocaron protestas con un saldo de 28 muertos y más de 2,400 detenidos.
Los asilados, que enfrentan órdenes de arresto por supuestamente planear desestabilizaciones durante las elecciones, no han recibido salvoconductos a pesar de los esfuerzos diplomáticos de Brasil. El oficialismo venezolano los acusa de conspirar desde la embajada. Además, exjefes de Estado y de Gobierno de la Iniciativa Democrática de España y las Américas han solicitado protección humanitaria, advirtiendo que, al ser tratados como “prisioneros”, se vulneran sus derechos.
Las inseguridades se intensifican en la embajada, cuya residencia está custodiada por agentes de seguridad, algunos de ellos encapuchados y armados, lo que ha elevado la preocupación de la oposición sobre un posible asalto y la violación de tratados internacionales.
Fuente y créditos: www.vozdeamerica.com
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